El amarillo es el color de la luz del sol, el amarillo anima, es el color de la amabilidad y es radiante como una amplia sonrisa.
El amarillo es, como el azul y el rojo, un color primario, pues no puede obtenerse con ninguna mezcla de color.
El amarillo es muy poco estable, le afecta al combinarse cerca de otro color. Con el rojo se convierte en naranja, y con un poco de azul, se forma el verde. Junto al blanco, se vuelve radiante, pero con la mezcla del negro se ensucia y a su lado se torna intenso y chillón.
La suciedad por insignificante que parezca, le quita al amarillo su luminosidad y lo vuelve pardo o grisáceo.
Van Gogh escribió en sus cartas que el amarillo es bello, incluso pintó su casa de amarillo solar y en sus cuadros se apreciaba el color.
Hay pinturas amarillas que conservan su luminosidad y otras se alteran con el tiempo. Van Gogh lo sufrió, pintó con amarillo cromo, un pigmento muy venenoso que contiene plomo y azufre, con ese color, el tono palidecía con el tiempo.
El amarillear es signo de envejecimiento, algunos pintores pintaron a personajes degenerados con la piel amarilla.
El amarillo malo no es el del sol, ni del oro, es el amarillo sucio, donde domina lo negativo, es el color de todo lo que disgusta. La envidia es amarilla y también el color de los celos y la avaricia.
En Asia, el amarillo es el color de la felicidad, la sabiduría y el color de la cultura.
En próximas entradas os informaré de más, ya que es un color con mucha historia.
Continuará...
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